Nacimiento de Lobón

Historia de Lobón

Lobón se sitúa en lo alto de un mirador, bordeado por el río Guadiana, desde el que se divisa gran parte de la amplia comarca de las Vegas Bajas, siendo por ello conocido como “Balcón de Extremadura”, que así lo definió la reina Isabel II, a su paso, en una de sus visitas a la ciudad de Badajoz.

Cercana a la actual población merodeó el hombre del Calcolítico (2.000 a. de C.), que habitó el poblado de La Pijotilla. Asimismo han sido excavadas necrópolis funerarias de la Edad del Bronce en las proximidades de Guadajira.

Atendiendo al área de dispersión de las monedas de su ceca y a los hallazgos se localiza en el lugar cercano del “Cotorrillo” una ciudad con el nombre de Dipo, centro urbano de origen tartésico. Hay referencias que reseñan que esta ciudad sufrió un ataque y posiblemente su destrucción, por parte de Metelo en lucha contra Sertorio.

Leyendas y crónicas hablan del paso por estas tierras de otras culturas y civilizaciones, identificando en su enclave a la antigua Lyco o Lycón que protagonizó un enfrentamiento hacia el 188 a. de C. entre los lusitanos y la legión del procónsul Lucio Emilio. Las excavaciones llevadas a cabo en los yacimientos del cerro de Santa Olalla, “El Campito”, “La Orden”, “Lomillos”, “La Tiesa” y “El Pico”, confirman la romanización de estas tierras cruzadas por la vía Iter ab Olisipone Emeritam.

Tras la conquista de Mérida por los árabes, las tierras de Lobón corrieron la misma suerte. Algunos autores sitúan en Lobón la fortaleza o castillo que describe el cronista árabe El Idrisi entre Badajoz y Mérida. Otros historiadores presuponen que en la segunda mitad del siglo XII hubo en Lobón casa de templarios. Tras la toma de Mérida por Alfonso IX la villa y su población fue donada a la Orden Militar de Santiago, dependiendo de ella en lo temporal y espiritual, decidiendo sus caballeros en Capítulo que fuese Encomienda de la que dependieron Montijo, Puebla de la Calzada y Torremayor. Siendo comendador don Diego de Alvarado se construyó el castillo santiaguista del que quedan escasos restos de su estructura, cerca de la calle de su mismo nombre. 

Bajo el reinado de Felipe II, Lobón fue desmembrada de la orden santiaguista y vendida a doña Elvira de Figueroa, viuda de don Alonso de Cárdenas, condesa de Puebla del Maestre, cuyas armas acogen el escudo de la villa (hojas de higueras y lobos pasantes), integrándose posteriormente en los ducados de Medinaceli, Arcos y Frías. A quienes pertenecieron la jurisdicción y señorío, nombrado a los Corregidores. Poseyendo los diezmos y primicias y las tercias reales. Dueños de la finca de la Orden y de una barca en el río Guadiana por la que se pasaba hacia Puebla y Montijo.

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Lobón, por su situación, fue punto estratégico y acuartelamiento de tropas en las guerras con Portugal, Sucesión e Independencia y paso obligado por el Camino Real Madrid-Badajoz-Lisboa que lo atravesaba por las calles Derecha y Madrid, hasta que en 1870 fue sacado de la población. Por él pasaron durante siglos viajeros ilustres, el comercio, los ejércitos, las noticias, los decretos y las órdenes. En Lobón hubo estafeta de correos, desde donde éste se distribuía a las poblaciones de Montijo y Puebla de la Calzada, mesones que acogían a los viajeros y parada de postas en la cercana dehesa de Perales.

Hay noticias documentales que refieren que su iglesia parroquial, en el siglo XV, realizaba culto bajo la advocación de Nuestra Señora Santa María. Tuvo tres ermitas: la de los Mártires, Santa Brígida y San Blas; y dos hospitales: el de Santiago que fue convertido en convento de franciscanos observantes y el de Nuestra Señora de los Remedios que acabó siendo una ermita inmediata al edificio de la iglesia parroquial. 

Se precia Lobón de ser patria de la familia Alvarado, comendadores, corregidores y capitanes que pasaron a la conquista de las Indias, descendientes del comendador don Diego de Alvarado, entre los que destacó don Pedro de Alvarado, quien participó en las conquistas de México y Guatemala. Tuvieron una casa en la calle Altozano (conocida como la Casa grande) que heredarían los Zambrano, Barrena, Pizarro, Coca y Chorot. Familias junto a las de Conejo, Tristancho, Gómez de Tejada, Huerta, Moreno, Aguilar y Martín que ocuparon títulos de hidalguías, cargos militares, alguaciles y familiares del Santo Oficio, en el Concejo y en mayordomías de la Iglesia. 

En el año 1934 se inauguró el esperado “Puente de los Suspiros”, construido sobre el río Guadiana gracias al impulso que el lobonero Luis Chorot Coca ejerció ante el conde Guadalhorce, ministro primorriverista de Fomento, que unió las poblaciones de la comarca separadas por el río.

A las cinco de la madrugada del 13 de agosto de 1936, Lobón fue tomado por la columna de las tropas del ejército sublevado por el general Franco, a cuyo mando estaba el Teniente coronel Juan Yagüe Blanco, a su paso en dirección hacia Badajoz. Tras los episodios de la Guerra Civil y años acuñados por las dificultades, Lobón se benefició de la construcción del canal que atraviesa su término regando las tierras, posibilitando la cosecha de nuevos productos.

Aquel camino real, viejo, antiguo, a veces derrotado y trabajoso por el trajín de carruajes y aún de caballerías, hoy se ha convertido en una moderna autovía que ha traído el progreso a generaciones que buscan acortar el tiempo ante las distancias. Habiendo surgido gracias a ella nuevas oportunidades empresariales de las que Lobón había carecido. 

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