Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción

Entre las calles Derecha y Madrid se encuentra la Plaza de España, en la que están ubicados hacia poniente y saliente los edificios del Ayuntamiento y la iglesia parroquial bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción.

Los libros de visitas de la Orden de Santiago de finales del siglo XV hacen referencia a la iglesia bajo la advocación de Nuestra Señora Santa María. Su construcción, toda ella encalada, está hecha a base de mampostería y ladrillo. El interior presenta una sola nave con bóveda de cañón sobre pilastras toscanas. El espacio que acoge la capilla mayor ofrece en su factura aires de estilo gótico con ábside decorado de finas nervaduras. Destaca la capilla de San Juan Bautista hecha en piedra bien labrada, en la que el escultor de origen portugués Francisco Morato, considerado como una de las gubias maestras más pujante de la Baja Extremadura durante el primer tercio del siglo XVII, concertó en 1611 un retablo que hoy conserva, la portentosa imagen, recientemente restaurada, de San Juan Bautista y cuatro evangelistas, desaparecidos, labrados en piedra. Las pinturas del retablo se circunscriben a los talleres de Cristóbal Gutiérrez y Pedro Gutiérrez Bejarano, del círculo emeritense de la época. La obra de Morato guarda la impronta que figura en los cercanos retablos ejecutados por el artista para las iglesias de Montijo, Puebla de la Calzada y La Nava de Santiago.

La iglesia de Lobón tuvo un retablo mayor, grande e bien labrado, hoy desaparecido, que ejecutó en 1552 el pintor Luis de Morales “El Divino Morales”, junto al maestro dorador Francisco de Hermosa. El programa pictórico contenía seis tablas hechas a pincel con pasajes de la vida de la Virgen, acompañadas de la imagen labrada de la Asunción, seis apóstoles y un calvario que remataba el ático. La causa de la desaparición de este retablo hay que buscarla en la confrontación de algún episodio bélico.

Conserva la iglesia un cáliz labrado en 1575, en plata sobredorada, del obrador del maestro de orfebre segedano Francisco Gutiérrez. Asimismo destaca una custodia en plata sobredorada y piedras preciosas y semipreciosas atribuida al taller de los Corchero, orfebres emeritenses, hacia finales del siglo XVIII.

La iglesia, en su exterior, presenta dos puertas, la de poniente, que es gótica, bajo el cuerpo de la torre, hecha de ladrillo de arco apuntalado con resaltes y enmarcada en alfiz, y la del mediodía, que se abre bajo arco de medio punto de rica composición al estilo mudéjar, con archivoltas y remate conopial, actualmente encalada equivocadamente. La fachada situada al norte se abre a un amplio espacio de zona de recreo, bautizado por la reina Isabel II con el nombre de “Balcón de Extremadura”, por las vistas que hay de la comarca.

El edificio parroquial ha sufrido varias transformaciones, habiendo experimentado daños considerables a raíz del terremoto de Lisboa ocurrido el 1 de noviembre de 1755 y, tras las graves inundaciones y temporales en diciembre del 1876, quedando destruida por completo su techumbre, resentidas su bóvedas y en estado de ruina los muros de contención de su fachada norte.

La viuda de don Manuel Tristancho Conejo, doña Clotilde Martínez Navarro, costeó obras de reparación en el templo, siendo párroco don Álvaro Martín Muñoz. Fueron bendecidas por el obispo de Badajoz, don Adolfo Pérez Muñoz, en visita pastoral, el 20 de febrero de 1915. En el año 2006, siendo alcalde don Juan Antonio Morales Álvarez, el templo sufrió importantes reformas interiores que fueron sufragadas en su totalidad por el Ayuntamiento.

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